Patrimonio y Desarrollo
Si algo debe caracterizar a la arqueología actual es su condición de práctica social. La disciplina tiene una vertiente aplicada que puede ser, por ejemplo, los proyectos de ordenación y planificación del territorio, los estudios de impacto y, cómo no, la valoración del patrimonio de cara a su explotación turística como recurso cultural. En este punto debemos de ser conscientes de que se han olvidado con demasiada frecuencia las relaciones e interdependencias entre los bienes y el espacio social donde se ubican. En el GAPT pensamos que en la utilización turística del patrimonio no todo vale y que la dinamización socioeconómica a partir del turismo debe tener en cuenta a los agentes locales implicados, principales beneficiarios o víctimas de esa gestión. El estudio y puesta en valor del patrimonio debe perseguir el desarrollo local a partir de modelos de gestión sostenibles –que no comprometan los recursos de las generaciones futuras–, alejados de la obsesión por rentabilizar exclusivamente y de forma inmediata el patrimonio natural y cultural en términos económicos.
En la propia Agenda 21, documento de referencia, se recogen ciertas variables que desde el GAPT tenemos muy en cuenta de cara a la realización de una arqueología aplicada: 1) mayor presencia en los programas de desarrollo del medio ambiente (y por lo tanto, los elementos culturales que forman parte de él); 2) apertura del conocimiento –también los procesos, no sólo el resultado– hacia los agentes sociales que no son considerados “expertos” o “técnicos”, generando una conciencia crítica; integración, diálogo e interdisciplinariedad en los disciplinas que forman parte de la investigación y, no menos importante, en los sectores públicos y privados implicados en la gestión del Patrimonio; 3) evitar el estancamiento de la investigación, utilizando las particularidades de cada investigación o intervención para desarrollar nuevas estrategias, metodologías, herramientas, etc.; 4) la rentabilidad del patrimonio no es sólo económica, es también identitaria y sentimental, es decir, social.